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sábado, 19 de enero de 2013

Tris y Summa, Summa y Tris

Comprar discos era entonces diferente.

Para empezar, había discos (esos objetos que ahora llamamos vinilos). Los sesenta habían sido la época de los singles, mientras que los setenta vieron el triunfo rotundo del LP. Y es que después de Sergeant Pepper's la obra conceptual, con toda una serie de canciones girando en torno a una idea directriz, había nacido. Y es que el viejo límite de los tres minutos había desaparecido y nos extasiábamos con piezas larguísimas que ya no nos atrevíamos a llamar canciones (In-A-Gadda-Da-Vida, de Iron Butterfly, popularísima a finales de los sesenta y principios de los setenta, duraba diecisiete minutos).

Comprar un LP no era tarea sencilla. Para empezar, había que oírlo. En las radios, que no eran tantas como ahora, y en la televisión sólo sonaban los grandes éxitos, así que el 90% de las canciones de un disco eran, en principio, desconocidas para el potencial comprador. Además, estaba el problema de la fragilidad del microsurco. Antes de comprar un LP, había que verificar que no estuviera rayado (era toda una inversión: 300 pesetas en 1973, lo que representa 26,55 euros de los de ahora). Así que, entre una cosa y otra, el disco había que escucharlo antes.

Y lo escuchábamos. Completo, de principio a fin. E incluso escuchábamos muchos discos que no llegábamos a comprar.

Toda tienda de discos que se preciara tenía unos cuantos tocadiscos detrás del mostrador, y quizá algunos airiculares tipo teléfono para escuchar los discos. Las mejores tenían, además, varias cabinas de audición.

Y las mejores durante los años setenta eran Summa y Tris, en la calle que ahora y antes (pero no entonces) llamamos Azafranal.



Tris, en diciembre de 2008 (Google Street)

Tris era pequeña y tenía una decoración muy típica de aquella época (transición de los sesenta a los setenta). En Google Street aún se puede ver lo que quedaba de Tris en Diciembre de 2008. Formas redondeadas, entonces tan de moda. Y un surtido que no estaba mal. Y dos magníficas cabinas dobles.


Summa era mucho menos "in". Más que una tienda de discos pura, como Tris, recordaba lo que había sido el comercio de discos de los años sesenta, cuando se vendían en una sección de las tiendas de electrónica, o de electrodomésticos. Era más grande que Tris y en estas cosas del surtido, "size does matter", así que, al final, acabó siendo mi tienda favorita, mi primera opción. En lo que respecta al sistema de funcionamiento y al equipo, era exactamente igual. Quizá tres cabinas en lugar de dos (¿alguien lo recuerda?).





Tris y Summa, Summa y Tris eran lo que ahora llamaríamos "alto de la gama", porque había también otras posibilidades para comprar discos. En los setenta, sin Corte Inglés todavía, los grandes almacenes de Salamanca eran los de Simago, a pocos metros de Tris, frente a la iglesia de San Juan de Sahagún. Allí, al fondo de la planta baja, había una sección de discos. Quizá fueran algo más baratos, pero sin cabinas la experiencia no era la misma y no sé si llegué a comprar alguna vez allí. Decididamente, comprar discos en Simago era algo completamente distinto y mucho menos apasionante.

Hacia el final de la década abrieron Flash en el Corrillo. Los discos estaban bajando de precio (en términos relativos) y mucha gente se había pasado a la cassette. Flash era bastante pequeña y creo recordar que no tenía cabinas. No fui un buen cliente suyo (hasta que me marché de Salamanca permanecí fiel a Tris y a Summa), así que para precisar este punto necesitaría un poco de ayuda externa.


8 comentarios:

  1. Creo recordar que había otra tienda de FLASH en el pasadizo de la calle Azafranal,(finales de los ´80 o pricipios de los ´90) que se dedicaba a la venta de material electrónico y puede, por que esto ya no tengo tan claro que vendiera en ella discos, lo que si se podía comprar, que mi padre hacía, eran cintas VHS.
    Lo que si te puedo comentar que había una gran posibilidad de comprar discos en SUMMA que ya no se encontraban en ninguna otra tienda, esos discos descatalogados o viejos que si esta tienda no los tenía eran prácticamente imposibles de conseguir.

    Buen post para desempolvar la memoria.

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  2. Gracias por los datos. Esa época de la que hablas, finales de los 80-principios de los 90, por desgracia me la perdí.

    Buen fin de semana,

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  3. aquel circulo amarillo de la entrada donde te ponia los numeros 1 hasta el 13 en Tris eran magicos,todos los dias ibamos ver si habia cambiado algun disco de lugar..parece que fue ayer..laura

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  4. En Summa con cada disco comprado entregaban un vale. Cuando juntabas unos cuantos, creo que 15, te regalaban un 'single'. Las cabinas desaparecieron hace años y en su lugar montaron la oficina.

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  5. Yo jugué a balonmano en el equipo de Disco Tris, cuando era entrenador Manolo Vicente

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  6. Yo jugué a balonmano en el equipo de Disco Tris, cuando era entrenador Manolo Vicente

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  7. Con mi primer sueldo por trabajar un verano cogí "la serrana" y me planté en SUMMA y compré un EP con la banda sonora de "La muerte tenía un precio". A partir de ese momento no dejé de comprar discos allí, aunque tenía que ir desde Béjar.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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