Argentinos en Salamanca es el videoblog de una pareja de argentinos que viven en Villamayor y que nos cuentan su vida por acá, entre nosotros. No se lo pierdan, porque este tipo de vídeos nos ayuda a ver desde fuera, con un poco de perspectiva, nuestra ciudad, nuestra realidad. A verlas con otros ojos. Y también a reparar en detalles en los que, sin su ayuda, no repararíamos.
Hace unos meses, estos blogueros visitaban diversas zonas de nuestra ciudad para mostrarnos dónde debería buscar piso alguien que llegara a Salamanca con intención de instalarse. Y de "disfrutar de la apacibilidad de su vivienda". Cámara de vídeo en mano, recorrían nuestras calles mientras nos iban explicando las características de los diferentes barrios. Y, a sus espaldas, podíamos ver cómo puertas de garajes y paredes estaban llenas de pintadas. Y no precisamente en áreas marginales, sino en aquellas que nuestros amigos argentinos consideraban como las más apetecibles para vivir.
¡Cómo hemos cambiado! Porque este es uno de las grandes diferencias con respecto a la Salamanca de hace medio siglo, la de los años setenta. Entonces, apenas había pintadas.
Para ser justos, es verdad que las pintadas no afectan, o apenas afectan, al casco histórico, a esas calles donde se concentra la mayor parte de los turistas que nos visitan. Imagino que los poderes públicos estarán haciendo un enorme esfuerzo para que la Salamanca dorada, cuya belleza da de comer a tantas familias, siga estando inmaculada. O, quizá, nuestros propios grafiteros locales se den cuenta de que tampoco es cuestión de pasarse, que ancha es Castilla y en el resto de la ciudad hay sitio de sobra.
Nos estamos haciendo viejos. En nuestra generación y las anteriores, tendemos a ver las pintadas como actos de vandalismo, mientras que los más jóvenes las consideran obras de arte (ver el artículo de Wikipedia). Seremos tolerantes y haremos como que si fuera normal que alguien pintarrajee por capricho paredes, elementos urbanos y vehículos que no le pertenecen, propiedades ajenas (en muchos casos, públicas) que otras personas han pagado con el fruto de su esfuerzo. Y más vale serlo, porque en la prensa son frecuentes las noticias de grafiteros que agreden a ciudadanos que les afeen su actitud.